20-05-07

Sexo y Género: una Discusión Teórica

A continuación presentamos un artículo escrito por el estudiante Roy Díaz, el cual está a puertas de titularse. Esta discusión es elemental en estos días para poder ejercer cierta diferencia teórica y práctica entre las diferentes modalidades de género que vienen apareciendo de un tiempo hasta ahora.

Una de las prácticas humanas que acompañan a hombres y mujeres desde los primeros tiempos de su concepción como especie, son las practicas sexuales.

Esfera tan natural como la alimentación o el descanso, la sexualidad acompaña nuestra existencia desde sus orígenes, sirviendo incluso como base para la constitución de las primeras formaciones sociales descifradas por la antropología. Y es que las relaciones de tipo parental se articularon como los primeros vínculos humanos del tipo gregario, solidificando a través de esta vía, las distintas tribus del amanecer de nuestra cultura.

Sin embargo, la naturalidad de la sexualidad como práctica humana desde su concepción reproductiva, no tiene por que olvidar la trascendencia psico-social que adquirió la misma, con posterioridad a la formación de los primeros grupos sociales; dado que de una u otra forma, la sexualidad se transformó en un identificador y organizador de la vida social de los sujetos en colectivo, situación que se ha establecido de manera más o menos regular hasta nuestros días.

De la misma manera, la sexualidad como práctica se ha llenado de valoraciones, normas, estereotipos, creencias y producciones a lo largo de nuestra historia, conformando lo que hoy es quizás una de sus más potentes denotaciones, la identificación de roles de género.

Tan potente ha sido esta instalación de lo sexual en la vida social e individual de la humanidad, que hoy es común oír hablar de relaciones de sexo-género para estipular el tipo de vinculo psico-social entre dos o más individuos dentro de una marco de diferenciación rólica.

Sin embargo, traer a colación este tipo de evidencia solo indica una cosa, que detrás de esta constatación existe un motivo de debate, y es que según creemos, las relaciones de género y las relaciones sexuales tienen una diferencia sutil pero significativa que pone en cuestión toda una concepción estereotípica sobre roles de sexo y género de manera distinta.

A simple vista, el genero y el sexo debieran tener una correspondencia casi natural, como reza la ortodoxia en esta materia, por lo que se pudiera pensar en que sexo masculino y femenino debieran tener una correspondencia en género masculino y femenino respectivamente. Entendiendo al sexo como la disposición natural de diferencia sexual (hombre y mujer) y al género como disposición social de roles respecto al sexo (masculino y femenino).

Hasta ahora lo enunciado pareciera no presentar mayor problema, pero el debate se tranza cuando constatamos que en la práctica los enunciados anteriores no tienen una correspondencia perfecta, y con esto nos referimos a la evidencia de la homosexualidad como realidad históricamente declarada.

Desde esta perspectiva, la homosexualidad se plantea como la ruptura de los axiomas anteriormente profesados, pues lo que el sexo ha determinado en un sentido como hombre y mujer, por otro se configura como la ruptura de la correspondencia entre esta determinación y la determinación social de roles acordes con dichas disposiciones sexuales.

Así por ejemplo, entendemos como existe la posibilidad de tener una orientación sexual en una dirección y una tendencia o adscripción de género por otra.

Puntualizando más, la disposición sexual de los individuos tradicionalmente daba lugar a la adopción de un status de género concordante, el cual posibilitaba a su vez la adopción (e imposición) de una serie de roles acuñados a tales disposiciones. El hombre es guerrero o padre, cazador o proveedor; la mujer es labradora o madre, recolectora o criadora; e incluso el nivel emocional fuerte y débil, recio o sensible caracterizan a uno y otro género respectivamente.

Desde esta visión, la homosexualidad vendría a cuestionar y fracturar esta disposición psico-social planteando la incongruencia entre sexo y género.

Pero, como es nuestra intención, si vamos más allá, la misma homosexualidad dentro de su expresión plantea de igual forma los resabios de estas constataciones contradictorias respecto al sexo y al género.

Por ello, al adentrarnos en el debate nos percatamos de una diferencia particular que nos llama la atención, y es que la tendencia homosexual en el sexo femenino no cuestiona la adopción del género femenino como identificador social de la mujer, mientras que cualquier atisbo de conducta homosexual en el hombre plantea un cuestionamiento y perdida del género adscrito como identificador social.

Esta diferencia, ya constatada por la psicología, se nos abre como una interrogante trascendental respecto a las relaciones de sexo y género que se desarrollan en las distintas esferas de la sociedad

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bravo Roy...

Anónimo dijo...

creo que tienes un sesgo machista. la correspondencia entre genero-sexo que "reza la ortodoxia", es claramente cristiana, espero que no te este refiriendo a una ortodoxia teorica. la homosexualidad no ha llegado a nada, porque siempre ha existido, en estos tiempo modernos se a constituido como un discurso, agrupacion, movimiento etc. de ahi que pueda confundirze con un "aparecer". la discucion teorica que se expone (¿?) viene de consepciones psico-sociales , hablan de la identidad, faltan teorias sociologias. por ultimo, (espero no caer mal) tanto las lesbianas y homosexuales tienden a emular la dispocion natural de los sexos; alguien hace de macho y el otro de hembra, idependiento de las posiciones, hablamos de una cuestien de fuerza mental, le problema del sexo y genero es un problema de poder, dominacion. ademas las historia nos entrega muchos ejemplos y asepciones a cualquier regla.